El matrimonio homosexual se hace derecho constitucional en todos los estados de este país.
Muchos celebran por todo lo alto esto que llaman triunfo.
Cualquiera que se atreve a publicar una opinión contraria o de desaprobación a la nueva ley es calificado de intolerante o fanático. Estoy segura de que muchos prefieren mantenerse al margen de este debate y de expresar sus opiniones para no arriesgarse a perder amigos o ganar insultos.
¿Y qué pasa con los que estamos en contra de las uniones homosexuales? ¿Somos en realidad homofóbicos, ignorantes o retrógrados?
Antes de hacerme acreedora de todos esos calificativos, debo aclarar que durante años he tenido la fortuna de contar con amistades hermosas, profundas y verdaderas de personas que experimentan la atracción hacia el mismo sexo.
Me atrevo a decir que he llegado a conocer su interior, porque han compartido conmigo, sin ser merecedora de ello, sus alegrías, sus sueños, sus miedos, sus tristezas y sobre todo sus sufrimientos. Me ha conmovido de manera especial, su cariño tan sincero y tan generoso. Ellos saben que ocupan un lugar muy especial en mi corazón.
¿Esto quiere decir que debo alegrarme por esta “victoria” para América como lo califica el presidente Barack Obama?
De ser así, mi cariño por estas personas no sería honesto, sería superfluo y de poco valor. ¿Qué significa amar de verdad a alguien? Significa procurar su bien, y sobre todo mostrarles la verdad, porque solo la verdad nos hará libres.
¿No sería más fácil tomar la postura que toman muchos de decir: “cada quien su vida”?. Algunos me preguntarán ¿a ti en qué te afecta lo que hagan los demás? Y yo les contestaría con toda honestidad que para mí sería mucho más fácil no estar escrbiendo todo esto el día de hoy. La tibieza siempre será el camino más fácil, sin embargo a los tibios los vomita Dios.
Pero entonces ¿qué significa otorgarle el nombre y el valor de matrimonio a uniones entre dos hombres o dos mujeres?
¡Significa tratar de legitimar una mentira! Es decirles a las personas que experimentan atracción hacia su mismo sexo, que involucrarse y legalizar una relación antinatural les hará bien y les traerá la felicidad que tanto anhelan. Es decirle a la sociedad en general que la aceptación de estos nuevos “modelos familiares” será un bien para ellos y para sus hijos. Es decirles a las nuevas generaciones que ahora tendrán más opciones para “definir y ejercer su sexualidad”. Estamos abriendo la puerta de un futuro muy incierto para todos.
Hoy en la mañana mi esposo me envió un mensaje para decirme que las banderas deberían estar a media asta, porque el matrimonio homosexual acababa de ser legalizado en todos los Estados Unidos. Inmediatamente se me hundió el corazón en el pecho.
Daniel tenía razón, el fallo de la Suprema Corte significa para este país una tragedia nacional. No solo por el hecho de que pronto veremos este tipo de “familias” paseando por el parque, o en el zoológico, donde nuestros hijos podrán ver a dos papás o a dos mamás tomadas de la mano, pudiéndoles crear un conflicto. No solo por el hecho de que miles de otros niños serán adoptados por estas parejas, y que crecerán en medio de tanta confusión, mientras desarrollan su personalidad, y donde sin duda se verá afectada su identidad sexual, y sobre todo, donde carecerán del modelo de amor único que solo un padre y una madre pueden proveer. También me preocupa enormemente la cantidad de personas que caerán en la trampa de esta legalización y optarán por vivir una unión homosexual en contra de su naturaleza, que acabará por hacerles tanto daño físico, emocional y espiritual.
Contrario a lo que muchos creen, no por el hecho de experimentar atracción hacia el mismo sexo, quiere decir que alguien deba involucrarse en una relación homosexual para sentirte pleno ¡mucho menos legalizarla! Eso sería como afirmar que alguien que siente el deseo desordenado de cortarse o hacerse daño, debe sucumbir ante esos impulsos para ser una persona feliz, y que la sociedad debería de otorgarle el derecho y los medios para hacerse daño. ¡Eso sería una locura!
Los seres humanos modernos (faltos de fe y de valores) creemos que “legal” es sinónimo de “correcto”. Así como fue legal y correcta la esclavitud, y de la misma forma el exterminio de judíos en los campos de concentración, así son ahora legales y correctos el aborto y el “matrimonio” homosexual.
Pero como lo dijo el Obispo Fulton Sheen, los principios morales no dependen del voto de las mayorías. Lo que está mal, está mal, aunque todos estén errados. Lo que es correcto es correcto, aún cuando nadie esté del lado correcto.