Nota: Esta es una traducción del artículo Yes, My Hands Are Full – Full of Blessings de Kaitlyn Mason, publicado originalmente en su sitio web Ma Vie Catholique
Hace un tiempo llevé a Target, a una mamá que se encontraba en la difícil situación de un embarazo no planeado. La llevé con un objetivo muy especial.
Esta mamá había considerado abortar recientemente, pero no se presentó a su cita porque sintió que Dios le decía “confía en Mí”.
Varias semanas después, estábamos organizando su baby shower y su mesa de regalos en Target, a través del ministerio Mary Garden Showers.
Una señorita en la tienda comenzó esta conversación con nuestra madre en crisis: “¿Ya tienes dos niños pequeños? ¿Y estás embarazada? Wow, espera a que llegue este nuevo bebé. ¡Vas a tener demasiado trabajo!”
Dicha persona no tenía idea de que esta madre estaba en una situación vulnerable y que había rechazado la idea de abortar recientemente.
Adelantando el tiempo hasta el día de hoy, ahora yo estoy embarazada y tengo dos niños pequeños. Los comentarios han empezado para nuestra familia también. A menudo escucho: “¡Tienes las manos llenas!” Muchas veces este es un comentario bien intencionado, acompañado por una cálida sonrisa de aliento.
Sin embargo, una vez un hombre mayor que nos atendía en la caja registradora, le hizo gestos a mis niños y dijo: “Cuestan mucho trabajo ¿no?” Yo sonreí y le contesté: “Bueno, nos dan mucha alegría”. “Sí, pero cuestan mucho trabajo también” insistió, y continuó tratando de hacer que yo compartiera su opinión. Más adelante me enteré que este señor nunca había podido tener hijos con su esposa, lo cual hizo que sintiera empatía por él.
Sin embargo, agradezco a Dios que mis hijos no tengan la suficiente edad para entender cómo se habla de ellos en público.
Efectivamente, tengo las manos llenas: ¡llenas de bendiciones!
¡Sí! mis niños me mantienen ocupada. Estoy ocupada leyendo libros en una silla mecedora, lavando pequeños calcetines, cociendo animales de peluche, tratando de desmanchar vestidos llenos de chocolate, preparando macarrones con queso, y agradeciendo a Dios la bendición de tener a mis hijos.
Por supuesto que puede ser difícil cuidar de mi familia. Cada vocación tiene sus dificultades. Pero eso de “wow, tienes las manos llenas” sería una expresión adecuada si estuvieras tratando de ayudar a alguien a levantar una carga pesada que está a punto de caérsele. “Cuestan mucho trabajo ¿no crees?” sería una expresión adecuada para un granjero que cría pollos o un empleado del zoológico.
Pequeños oídos están escuchando todo lo que decimos.
Imaginemos a una pareja de esposos donde alguien le dice al marido: “Wow, estás bastante ocupado con ella ¿no lo crees?” “Ella cuesta mucho trabajo ¿no es así?” Esto no sería respetuoso para la esposa, ya que esto implicaría que ella cuesta trabajo y es una carga que llevar. ¿Entonces por qué es aceptable exponer a los niños a la idea de que ellos cuestan trabajo y son una carga?
Vivimos en una sociedad que tiende a ver a los niños solamente como eso: como un trabajo pesado, una carga financiera, una tensión para el matrimonio, o para una relación, o un impedimento para obtener una carrera o una profesión.
Tristemente esto está alimentando la mentalidad del aborto a libre demanda. Debemos ser más cuidadosos con lo que les decimos a las mujeres embarazadas. Debemos ser más cuidadosos con la forma en que hablamos de los niños, especialmente en frente de ellos.
Los niños que vemos en el parque, y en la tienda de comida, son nuestros futuros legisladores, futuros trabajadores médicos y futuros padres y madres que podrán enfrentarse a un embarazo inesperado el día de mañana. Necesitamos nutrir a esos niños y motivarlos con hermosas palabras de amor en cada oportunidad.
En la Biblia, los niños son considerados siempre como una bendición. Esto es lo que necesitamos promover en nuestra cultura ¡que cada niño es una bendición!
La próxima vez que veas a una mujer embarazada o a una madre con sus niños, recuérdale lo bendecida que es. Aprovecha el momento para hacerla sentir bien. Pregúntale cómo puedes rezar por ella y por su familia.
“Un regalo del Señor son los hijos, recompensa, el fruto de las entrañas. Como flechas en la mano del héroe, así los hijos de la juventud. Dichoso el hombre que ha llenado de ellas su aljaba; no quedarán confusos cuando tengan pleito con sus enemigos en la puerta.” Salmos 127:3-5
“Y el que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe.” Mateo 18:5
Así es, gracias a Dios que me bendijo con la posibilidad de tener niños. Gracias a Dios que tengo las manos llenas. ¡Llenas de bendiciones!
¿Alguna vez te han dicho que tus niños han de costar un montón de trabajo? ¿Cómo podemos responder amorosamente a este comentario?