Si hay algún año que me ha costado despedir, es sin duda el 2014.
Cada segundo que se escucha en nuestro reloj de pared, simboliza lo lejos que va quedando este año tan hermoso, tan lleno de alegrías y retos, tan adornado de sorpresas y vivencias.
¿Qué puede ser tan especial de un año que nos ha dejado con la mitad de nuestros ingresos y una cuenta de banco menos que ideal? ¿Por qué fue tan hermoso un año en el que recibimos diagnósticos difíciles de asimilar de dos de nuestros niños? ¿Qué ocurrió en el 2014 que nos dejó el corazón tan lleno?
Estos fueron algunos de los acontecimientos:
Este año Dios literalmente patrocinó por primera vez mi participación en la Marcha Pro-Vida más grande del mundo en la ciudad de Washington D.C. Aunque fue la segunda vez que viajé a la capital del país para marchar por los no nacidos, esta fue la primera vez que lo hice con todos los gastos pagados por la organización que promueve la adopción espiritual de bebés en peligro de aborto para la que colaboro desde hace algunos años.
En ese viaje conocí a dos personas que admiro profundamente: Alejandro Bermudez, periodista católico, director de EWTN noticias, y de la Agencia Católica de Informaciones para América Latina (ACI Prensa) y a Abby Johnson, activista Pro-Vida ex directora de una clínica abortista de Planned Parenthood en Texas que experimentó una profunda conversión y se unió a la lucha por la defensa de la vida.
Este año, Dios nos regaló, a Daniel y a mí, un viaje espectacular a San Diego, ya que la empresa para la que trabaja lo envió a una convención con todos sus gastos pagados. Nosotros solo compramos mi boleto de avión y pudimos disfrutar de un hermoso viaje y de un hotel bellísimo. Mientras Daniel asistía a sus conferencias, me dediqué a conocer la ciudad y a preparar lo que sin saber, sería el inicio de un nuevo proyecto para Dios.
Este año nuestros niños cumplieron 7, 3, 2 y 1 añito respectivamente, que curiosamente es el número de nuestra casa. En ningún otro año veremos una coincidencia tan única como ésta.
Este año nuestra hija mayor corrió su primera carrera de 5 kilómetros, una de sus obras de arte fue elegida para exhibición permanente, fue elegida estudiante del mes y comenzó su preparación para recibir su Primera Comunión.
Este año mi amigo Luis, incansable luchador Pro-Vida y evangelizador, creó María Radio, una estación católica por internet y me invitó a participar en ella. Todo el trabajo que hice en San Diego sin saber, se convirtió en material para mis primeros programas de radio.
Este año fui parte de un comité en la Arquidiócesis de Indianápolis que está participando para obtener un auspicio del gobierno. Estos fondos se utilizarán para la promoción de la castidad entre los jóvenes.
Este año me convertí en co-traductora y editora de un libro de Jason y Crystalina Evert, unos esposos maravillosos que promueven la castidad por todo el mundo.
Este año Daniel regresó a la Iglesia Católica después de varios acontecimientos que describo en la introducción de este blog. El día de su cumpleaños se confesó por primera vez en 20 años y comulgamos juntos. ¡Definitivamente fue uno de los días más maravillosos de toda mi vida! Un acontecimiento que se ha quedado para toda la eternidad en mi corazón.
Este año Daniel también comenzó estudios de RICA (Rito de Iniciación Cristiana para Adultos). Además de empezar a conocer a profundidad la riqueza de la fe católica, de esas clases surgió la iniciativa de que Daniel coordinara un taller de Paz Financiera a través de la iglesia de San Juan Evangelista, en el centro de la ciudad, un apostolado que había dejado hace algunos años y que gracias a él, ha ayudado a muchas familias a administrar sus recursos y a salir de deudas. En otras palabras, la Iglesia Católica lo recibió con los brazos abiertos ofreciéndole la oportunidad de llevar a cabo la misión que Dios ha puesto en su corazón.
Este año hicimos un programa de radio juntos sobre la Castidad Matrimonial y después nos invitaron a participar en otro programa, en la estación de la Arquidiócesis de Indianápolis con el mismo tema.
Este año el día de San Juan Pablo II, después de mucha oración, discernimiento y clarísimas señales del cielo, renuncié a mi trabajo de 7 años para dedicarme a mi familia (en especial a dos de mis niños que me necesitan mucho) y a nuestros proyectos de evangelización.
Aunque siempre lo hemos sabido, la promesa de Dios se hizo muy clara para nosotros: Él siempre proveerá. Este año a pesar de que aumentamos en número y disminuímos en ingresos, nunca nos faltó nada, al contrario, Dios se encargó de darnos a manos llenas.
Este año aprendimos que mientras menos cosas necesitemos, más nos acercamos al ideal de la felicidad. Comprendimos que al desprendernos de lo material, experimentamos la verdadera libertad. Este año nuestra Navidad fue mucho más austera y también mucho más hermosa.
Este año utilizamos con gran éxito el Modelo Creighton para la planeación natural de nuestra familia, luego de que gracias al método de la temperatura, el 2013 nos diera la sorpresa más hermosa del mundo, nuestra amada Gianna. Este año además descubrí que mi esposo se convirtió en un ferviente promotor del método natural (aún antes de su regreso a la Iglesia Católica)
Este año Dios me permitió ser instrumento de su gracia para poder salvar la vida de 2 bebés en peligro de aborto. También nos permitió coordinar esfuerzos para proveer ayuda material a muchas mamás necesitadas y a sus bebés.
Este año, después de mucha planeación y trabajo previo, el 12 de diciembre, día de la Virgen de Guadalupe dimos a conocer nuestro sitio web “Daniel y Maria Online” en donde hablamos de nuestra familia y nuestros apostolados.
Y por supuesto también tuvimos aprendizajes difíciles y rupturas de corazón.
Este año recibimos la noticia de que uno de nuestros hijos es autista, y que otro de ellos tiene un problema genético de desarrollo (cognitivo y físico). Aunque sentimos un dolor intenso en el alma, por la gracia de Dios aceptamos esta realidad con serenidad y experimentamos una gran paz en nuestra tristeza. Es difícil de explicar la alegría que se encuentra en el dolor cuando abrazamos con amor la Cruz de Jesús.
Este año también aprendimos a decir que no. Aprendimos que no siempre es sano ceder a las exigencias de los demás. Aprendimos que debemos darle prioridad a nuestra familia y aprendimos que por más que nos esforcemos siempre habrá alguien que no esté de acuerdo con nuestras decisiones. Nos dimos cuenta de que aunque es difícil, es necesario establecer límites.
¡Gracias Dios porque nos has dado y nos sigues dando TANTO!
El 2014 fue un año en el que Dios nos hizo sentir su presencia de forma maravillosa y que tendrá por siempre un lugar especial en nuestro corazón.
Que el 2015 sea un año en el que logremos acercarnos cada vez más al cielo, que crezcamos en virtudes, en santidad y en buscar hacer siempre la voluntad de Dios. Que nuestra Madre del Cielo, con su intercesión y su amor maternal, nos ayude a estar más cerca de su Hijo, porque como dice nuestro amado Papa Francisco, Cristo y su Madre son inseparables.
¡Feliz Año Nuevo!
María y Daniel