Hacer escuela en casa es lo mejor que les puede pasar a tus niños.
Aunque se atrasaran un poco en lo académico al principio, los niños se ponen al corriente en cualquier momento. Los pequeños son súper inteligentes.
Por el contrario, tu presencia de mamá no la puede sustituir nada. Estar contigo les dará más seguridad y fortaleza para defender su fe y la verdad; les ayudará a vivir los valores y virtudes en el día a día; y también recibirán mucho más aprendizaje del que obtendrían en la escuela.
A mi hijo con autismo se le dificultaba mucho la lectura. Ahora lee todo el tiempo. Hemos descubierto que tiene una intuición natural para las matemáticas y el pensamiento lógico. Además es un dibujante talentosísimo.
El más grande sabe más historia que cualquier experto ¡es una pequeña enciclopedia! Tiene grandes habilidades de liderazgo y se ha convertido en un súper maestro para sus hermanos. ¡Este niño se devora los libros que trae cada semana de la biblioteca! Además le encanta preparar el desayuno para los más chiquitos.
Gianna de 10 años es toda una empresaria. Este verano hizo mucho dinero y les dio empleo a sus hermanos en su puesto de limonadas. Le encanta hacer postres y pasteles que hace y hornea sin ayuda. Además es una comunicadora nata. Escribe y hace videos en defensa de la fe, la vida y la familia.
Joseph de 7 años está convencido de que va a ser sacerdote. Sabe rezar en inglés, español y latín. Ayer (martes) nos pidió que lo lleváramos a la iglesia porque quería estar cerca de Jesús. Sus oraciones favoritas son el Avemaría y San Miguel Arcángel.
Sara la mayor, es fundadora de un grupo provida para homeschoolers. Ha organizado eventos, conferencias, talleres y recaudación de fondos para ayudar a mamás en crisis. Este año ganó un concurso de oratoria provida y el premio a la juventud de la Arquidiócesis de Indianápolis, además de dos becas para ir a Washington a tomar cursos de liderazgo. Este año también, obtuvo su primer trabajo como asistente bilingüe en un despacho de abogados. Solo tiene 16 años.
Lo más sorprendente de todo es que yo soy la PEOR maestra del mundo. Soy súper desorganizada, olvidadiza, estresada y mala para las matemáticas y el inglés.
Yo siempre digo que mis hijos han llegado hasta donde están, no por mí, sino a pesar de mí. ¡Exacto! ¡Todo es gracia de Dios!
No tengas miedo. Claro que podrás. Tus hijos te van a sorprender.
(En estos días, por iniciativa propia y sin ayuda, los cuatro de en medio, encontraron y armaron el arbolito de Navidad y ensamblaron un trampolín gigante en el jardín, sin importar el frío gélido de esta época del año. Son niños “todoterreno” de entre 7 y 12 años. Nos hemos quedado con la boca abierta).
Enfócate en enseñarles lo más importante: un santo temor de Dios, los mandamientos, las obras de misericordia, la belleza de la castidad, el carácter sagrado de la vida, la importancia del sacramento del matrimonio y la apertura a la vida.
Que tu meta sea el cielo para ellos, no Harvard ni Princeton. Ellos llegarán tan lejos académica y profesionalmente como Dios lo permita y según sus talentos y habilidades.
Te cuento que por muchos años, mi esposo no estaba interesado en que intentáramos hacer homeschool. Lo que finalmente lo convenció, fue observar a los niños de nuestra parroquia que hacían escuela en casa. Son niños muy buenos, maduros, educados y que además conocen y aman su fe. ¿Qué más podemos pedir los papás?
En las escuelas hay niños “soldados”, siguiendo horarios y reglas todo el día. Niños confundidos y contaminados de ideologías.
Lo que nosotros queremos son niños viviendo en la verdad: libres, felices, creativos, con hobbies y sueños. Queremos niños que disfruten el aprendizaje y que quieran seguir aprendiendo toda la vida.
Ahora también entiendo la importancia de que sepan hacer labores domésticas, que conozcan el valor del trabajo duro y del voluntariado, y sobre todo, que sepan defender lo que es bueno, bello y verdadero.
Estos también serán los niños que entiendan la importancia de donar su tiempo, talento y tesoro a las causas justas y urgentes, y que además sepan que todas sus habilidades y bendiciones vienen de Dios.
¡No tengas miedo! Cuando Dios nos llama a una misión, Él nos equipa para la batalla. Confía en Él, nunca te va a defraudar. Dios es fiel.