¿Cómo puede una familia, como la tuya y como la mía, ayudar a detener el tráfico de niños?
Educa a tus hijos en la castidad y el amor.
Edúcalos en los valores cristianos: como el temor de Dios, el matrimonio sacramental, la familia, la fidelidad…
Háblales de los peligros de la pornografía.
No solo lo que implica volverse consumidor y eventualmente adicto a esta droga visual, también háblale de las víctimas de esta industria, que consiste principalmente en mujeres y niños.
Háblale a los tuyos de cómo las fantasías sexuales perversas, se vuelven más y más oscuras, hasta llegar al punto de buscar víctimas más jóvenes y más inocentes para satisfacer esos impulsos.
Involúcrate en la educación académica de tus hijos. Recuerda que las escuelas se han convertido en centros de adoctrinamiento que promueven prácticas sexuales desordenadas. Si te es posible, sácalos de la escuela, edúcalos en casa.
Y sobre todo, protege a tu familia del internet, jamás los dejes solos con un aparato, teléfono, tableta o computadora abiertos al ciberespacio. ¡Jamás!
Imágenes y videos de los actos sexuales más abominables, están al alcance de la mano. ¡Están en el teléfono inteligente que le diste a tus hijos desde los 9 años!
El tráfico humano y especialmente la esclavitud sexual infantil, continúa en aumento porque los consumidores de pornografía infantil, son cada vez más. ¡Crecen en números estratosféricos!
¿Cómo crees que llegaron a ese punto de putrefacción psicológica, moral y espiritual?
Te aseguro que todo comenzó con un click.