Ayer Dios Nos Salvó de Esta Tragedia

Tiroteo

Ayer nos salvamos, por unos cuantos minutos, de presenciar una balacera, o peor aún, de vivirla entre las víctimas.

 

Alrededor de las 6 de la tarde, cuando estábamos en el estacionamiento a punto de salir de el Greenwood Park Mall al sur de Indianápolis, se reportó un tiroteo que dejó como saldo 4 muertos y dos heridos.

 

Seguramente conoces todos los detalles. La nota ya está en los noticieros internacionales. Se trata de “otro” tiroteo masivo en el país de las balaceras escolares y de víctimas inocentes en cines, desfiles, lugares educativos y de entretenimiento familiar.

 

Es triste e incomprensible cuando ocurre en el país donde vives. Pero es súper impactante cuando ocurre tan cerca de tu realidad, es como una pesadilla. Te altera el sueño, te llena de ansiedad y pensamientos catastróficos, te hace replantearte todo. Los niños ni siquiera querían salir hoy de la casa. Yo desperté agotada de un sueño tan ligero e inquieto.

 

Ayer

Ayer estuvimos hablando del incidente hasta muy tarde, pensando en todos los posibles escenarios. “Por poco íbamos a regresar al área de comida cuando nos estábamos poniendo de acuerdo si comprar un café o un helado”. “Por poco nos toca adentro de una tienda cercana, por la cantidad de gente que había en el lugar y lo larga que estaba la fila para pagar.” (Menos mal que decidimos no comprar aquella prenda). “Por poco nos regresamos al área de juegos, cuando David se dio cuenta de que había dejado su juguete”. POR POCO. ¡Por poco nos toca a nosotros!

Dios mío, qué cerca estuvimos de vivir el terror de esas familias y niños que estaban adentro, cuando nosotros ya estábamos en el vehículo, a salvo con nuestros hijos y saliendo del estacionamiento.

 

Hoy

Hoy estamos escuchando más detalles en las noticias. Hoy vimos la cara del asesino. Hoy supimos los nombres de las víctimas mortales (tres hispanos), entre ellos un matrimonio. Hoy conocimos el nombre del héroe que abatió al tirador, un valiente joven de 22 años (que viva el patriarcado “opresor”, o más bien protector). Hoy estamos reviviendo todo con cada información nueva que sale a la luz, mientras recordamos lo felices que estaban los niños, recorriendo cada lugar del mall, con el preciado dólar que le regaló su abuelita a cada quien, y tratando de decidir en qué gastarlo.

Hoy nos dimos cuenta que Daniel y los niños estuvieron en el mismo baño en donde estuvo escondido el asesino durante una hora. Hoy supimos que esta persona entró al centro comercial cuando estábamos en el área de juegos con los niños.

¿Qué lo hizo esperar una hora y dos minutos antes de empezar a disparar? ¡Solo Dios sabe! Pero fue gracias a esa hora que pudimos librarnos de esa situación sin correr ningún peligro y sin siquiera darnos cuenta.

 

Hoy también supimos que llevaba tres armas e innumerables cargas de municiones. Hoy supimos que planeaba realizar una gran matanza. ¡Gracias a Dios por ese joven armado que le disparó al asesino sin pensarlo dos veces! De no ser así, quién sabe cuántas víctimas más estaríamos lamentando hoy.

 

El Proceso de Asimilar

Hoy hubo amigos, que nos hicieron sentir acompañados con sus mensajes, mientras estamos en este extraño proceso de asimilar lo que pasó (tan cerca de nosotros). Y también hubo quien simplemente nos dijo: “ya pasó, olvídalo, cambiemos de tema”. Qué bueno que podemos aprender de todo. Ojalá que todos nos propusiéramos ejercer la empatía, y aprender a escuchar a quien no sabe cómo procesar una vivencia angustiante.

 

En este país, en las empresas y escuelas, ofrecen ayuda psicológica cuando hay una eventualidad o cuando un compañero se accidenta o muere. Recuerdo cuando vino una terapeuta a hablar con nosotros y a escucharnos cuando un supervisor del trabajo amaneció muerto en su apartamento. O en mis años de universitaria, cuando ocurrieron los ataques terroristas del 9-11 y la escuela nos ofreció también apoyo y consejería. Es necesario procesar este tipo de cosas aunque no hayamos sido físicamente lastimados. ¿Qué nos hace pensar que podemos minimizar las emociones y los miedos de los demás cuando tratan de superar una experiencia difícil?

 

Desde anoche hemos estado dando gracias a Dios por habernos librado de aquel tiroteo, pero especialmente a nuestros niños. Una cosa es que tú vivas un momento aterrador, y otra muy distinta que tus niños tengan que pasar por algo así. Cualquiera daría la vida por proteger a sus hijos de una experiencia tan traumática. Dios nos protegió a todos.

 

Gracias Por Sus Oraciones

Muchas gracias a toda nuestra familia de estos medios y de las redes sociales por tenernos siempre en sus pensamientos. Nosotros también pedimos por ustedes, por sus necesidades e intenciones.

 

Por favor recuerden en sus oraciones a las víctimas de esta tragedia. Mientras escribimos estas líneas, nos estamos enterando que Víctor Gómez, uno de los fallecidos en el tiroteo, es conocido de varios amigos de nuestras redes y que deja a su joven esposa con 3 niños pequeños. Dios tenga misericordia de su alma y le alcance el consuelo a su familia.

 

A todas las víctimas mortales, dales Señor el descanso eterno y luzca para ellos la luz eterna. Que descansen en paz. Así sea.

 

Gracias como siempre por leernos y apoyar nuestro ministerio.

 

Dios los bendiga y los proteja siempre.

Les compartimos esta cita bíblica que apareció frente a nuestra hija de 15 años cuando abrió su Biblia antes de dormir esa noche:

«Escuchad ahora los que decís: “Hoy o mañana iremos a tal ciudad, pasaremos allí un año, negociaremos y obtendremos buenas ganancias”, cuando en realidad no sabéis qué será de vuestra vida el día de mañana, porque sois un vapor que aparece un instante y enseguida se desvanece. En lugar de eso deberías decir: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello”. Vosotros, en cambio, os gloriáis de vuestras arrogancias. Toda jactancia de este tipo es mala. Por tanto, el que sabe el bien que debe hacer y no lo hace, comete pecado.» St 4, 13-17

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