¿Rosa o Azúl? Inmensa alegría Mañana vamos a saber si nuestro bebé es un niño o una niña. La emoción que tengo en el alma es tan difícil de describir, que de solo traerla a mi pensamiento, me dan ganas de llorar, el corazón se me quiere salir del pecho. No sé si podré dormir esta noche. Realmente creo que hay muy pocas cosas en la vida, que pueden compararse con la alegría y la emoción, que se experimentan al traer una vida al mundo. Y más aún si esa alegría es compartida por un esposo amoroso, y unos niños impacientes que ya se mueren por tener a su hermanito en brazos. Almitas inocentes que comprenden el valor inmenso de una nueva vida, tan frágil y pequeñita que va a necesitar del amor y el cuidado de todos. Molestia a terceros Pero también, he aprendido a base de experiencias muy desagradables, que hay pocas cosas en la vida, que le causan tanto estrés a propios y a extraños, como el hecho de ver a una familia grande, y más aún si esta familia, espera con ilusión otro bebé, o si tiene la intención de tener más hijos. El ataque más increíble Hasta hace poco creí haberlo escuchado todo. Desde los comentarios más burlones y choteados*, hasta los más grotescos y ofensivos. Pero nada me había preparado para la sarta de opiniones, argumentos y críticas que estaba a punto de escuchar, de esta santa mujer -tan activa en su parroquia y ministerios- por el hecho de anunciar con emoción mi sexto embarazo. ¡Ya párale no! Te voy a regalar una televisión. ¿Qué vas a hacer si se te muere el marido? Mi suegra tuvo 12, y se quedó viuda. Ahora todos sus hijos son borrachos y marihuanos (me pregunto si el esposo de esta persona, es uno de los doce alcohólicos y drogadictos que menciona). ¿Sabías que solo los animales tienen hijos cada vez que tienen sexo? Mi parienta Fulanita tiene X cantidad de hijos, y es la hija mayor la que se los cuida… y ya le dije que ya deje de tener hijos. Ahora imagínense cómo resonaban estos atroces comentarios, a una velocidad cada vez más alta y con un volumen en brutal aumento. No escuchó nada Cuando yo trataba de contestar a sus “opiniones”, ella subía más la voz, por lo que seguramente no escuchó que mis hijos son planeados, deseados y muy amados. No se dio cuenta tampoco cuando le dije, que de morir mi esposo, Dios proveería, y que además Daniel había hecho todo lo necesario y responsable, para que no nos faltara nada. (Creo que tampoco sabe que hasta hace pocos años me he dedicado al cuidado de mis hijos, pero que anteriormente he trabajado, y desde muy joven he tenido muy buenos empleos -gracias a Dios- y que además tengo estudios universitarios y de posgrado). Tampoco escuchó cuando le decía que lamentaba la situación de su suegra, pero que yo conocía personalmente familias muy numerosas, sanas y santas. Tampoco se dio cuenta cuando le dije que NO es responsabilidad de mi hija mayor cuidar a sus hermanos, sino que en mi familia todos nos ayudamos. Muy diferentes de los animales Y por supuesto que no puso atención cuando le dije que somos diferentes a los animales, porque entre otras cosas, Dios nos dio inteligencia, voluntad y libertad, y además de todo, la posibilidad de conocer los métodos naturales y los maravillosos ciclos de fertilidad de la mujer para poder espaciar los embarazos. (Supongo que no tiene ni idea de lo que es el Modelo Creighton, ni que estoy en proceso de certificarme como FertilityCare Practitioner). No, no escuchó nada. Solo lo que ella decía. Hasta que me di cuenta de lo infructuoso que era mi esfuerzo de tener una conversación civilizada con ella, y de plano tuve que caminar hacia el baño y dejarla hablando solita como loquita (realmente me urgía encontrar un baño). Frutos de las familias numerosas En mi último esfuerzo por ser amable con ella, a pesar de su falta de diplomacia y educación, cuando me preguntó por qué quería tener tantos hijos le dije: “¿Sabías que las familias grandes son un regalo para el mundo y para la Iglesia?” “¿Sabías que hay muchas vocaciones al sacerdocio en las familias numerosas?” A lo que ella, haciendo gala nuevamente de su falta de capacidad para hacer juicios razonables, contestó: “Sacerdotes malos seguramente. A esos que les dicen que se tienen que hacer curas, porque no les queda de otra”. En ese momento supe que estaba perdiendo mi tiempo lastimosamente. Blancos de ataque En fin. Ahora sí creo que lo he escuchado TODO. Y que las familias grandes y generosas con la vida, no solo son blancos de ataque, sino que son objetivo militar del demonio. ¿Quién podría estar más interesado en atacar la VIDA y la FAMILIA? ¿Sabías que los comentarios como los de esta señora tan peculiar, son ataques directos a lo que Dios más ama? (¿Sabías que el miedo a escuchar este tipo de críticas, son los que orillan a muchas personas a buscar un aborto? Personas vulnerables que han buscado ayuda en nuestro ministerio me lo han dicho) La muerte se combate con la VIDA El mundo en el que vivimos tiene muchos instrumentos del demonio, promoviendo la muerte, contradiciendo los planes de Dios: no tengas más hijos, llénate de hormonas, esterilízate, ABORTA, experimenta con tu sexualidad, deja de ser un santuario de la vida y conviértete en un objeto de placer. NO TRAIGAS VIDA AL MUNDO. ¿Y tú? Con los comentarios que haces ¿de quién eres instrumento? ¿De la vida o de la muerte? ¿De Dios o del enemigo? Por si las dudas, le sugerí a esta persona, tan pronta para expresar sus opiniones, que dejara de decirle a otras familias cuántos hijos debían tener, y que se fuera a confesar. Espero por el bien de su alma, que esa parte sí la haya escuchado. Qué les han dicho a ustedes Y ustedes familias numerosas ¿podrían compartir algunos de los comentarios más increíbles que hayan escuchado? No nos caería mal acordarnos, desahogarnos, reirnos un poco y orar por estas personas tan adoctrinadas por la cultura, que han quedado ciegas a la belleza y la santidad de la vida humana. ¡Bendiciones! *No sabía que existía una definición oficial para este término coloquial. En mi tierra de origen, la palabra “chotear” se utiliza para expresar que algo ya está muy visto, leído, escuchado, también que ya se ha hablado en exceso de algún tema, por ejemplo de la cancioncita de “la gasolina” se dice que ya está choteada y que por lo tanto aburre o molesta. |